domingo, 10 de septiembre de 2017

Una de Don Pancho Rivera





Habíamos pasado la noche en Fray Bentos, una noche demasiado fría para la época. Vendíamos bolsas de nylon y alguna cosita mas, era mi ocupación desde hacía varios años,  mi ingreso principal. Ya tenía cerca de 30 años pero para los padres siempre somos niños indefensos. Por eso a veces él no resistía verme partir solo cada martes por esos caminos desconocidos. Poseedor de una inteligencia privilegiada, excelente vendedor de cualquier cosa, dominador de los números hasta causar asombro, gran comerciante, mecánico experto, me enseñó todo lo que pudo. Fue y es mi héroe además de progenitor y hasta hoy me acompaña cada día ya que sus gestos, sus palabras y su sangre corren por mis venas. Nunca dominó el sencillo arte de leer los mapas correctamente. El orgullo de ser mi padre solo lo demostraba en mi ausencia pero nos entendíamos a la perfección. Le gustaba tanto, disfrutaba tanto de salir de gira conmigo que no se perdía ocasión de hacerlo.
-               Vamos en la DKW. Dejá descansar ese auto un poco, chiquilín.- fue la excusa esta vez.
   Y allá salimos. Era el tercer o cuarto día de gira tal vez. Habíamos terminado en la capital de Río Negro como a las 21 horas, con buenas ventas. Tomamos habitación, cenamos, descansamos y planeamos llegar a Young al día siguiente. Él había viajado por esa zona hacía mas de 30 años, en un camión Chevrolet del 41, comprando chatarra para la guerra mundial. Ahora lo hacíamos en su DKW 3=6  Rural de 1958, en un estado impecable. Transportábamos suficiente mercadería, herramientas, equipaje, en fin todo lo necesario. El plan era llegar a Paysandú el sábado, regresar a Montevideo en bus, reponer mercadería, volver en bus, alcanzar Salto y regresar por el Bajo Litoral la semana siguiente. Había varios pedidos para entregar y varios envíos para cobrar.
   Dejamos atrás Fray Bentos aún antes de aclarar. Él iba mateando amargo. En cambio mi gusto por el popular brebaje era inexistente. No pude desayunar mi consabido café con leche porque estaba todo cerrado al partir y eso me causaba un malhumor difícil de disimular que dominé pidiendo el volante. La veloz maravilla alemana se fue comiendo los kilómetros con facilidad pasmosa  mientras escuchábamos emisoras de la zona. Llegamos a Tres Bocas donde esperaba hallar mi desayuno. Llenamos el tanque, él repuso agua caliente, pero desayunar no fue posible. Nada de café, nada de leche, apenas unas galletas de campaña que no toqué, así, en seco. Dos camioneros desayunaban sendos churrascos con papas fritas que yo, a esas horas, aborrecía.
-               ¿Y ahora? ¿Seguimos derecho? – aventuró  mi viejo.
-               Nooo. Ésta es la 24 que  nos lleva a Paysandú directo. Nos vamos por la 25 que lleva a Young, hay dos pedidos que cobrar ahí y casi siempre se vende bien. A ver si encuentro donde carajos tomar algo civilizado. – respondí ya picado.
-               Sigo yo, si querés.
-               No,  no, prefiero manejar, tomate unos mates tranqui, después de Young sí. ¿Puede ser?
-               Dale nomás.
   El sol se iba alzando y doraba los campos de girasoles, el espectáculo era conmovedor. La riqueza de los campos mas fértiles del Uruguay, el paisaje, los colores, el aire puro, el aroma del mate y las noticias del día en la radio, todo era perfecto menos  mi desayuno postergado. Bandadas enormes de pájaros pintaban los espacios abiertos, evolucionando como un ballet. Recorrimos unos 10 o 12 kilómetros tal vez  hasta la siguiente interrupción.
-               A ver, pará por acá, en aquella entrada, un momento nada más. – dijo simplemente.
-               Bueno.
-               Vamos a revisar que escuché un ruidito.
   Me detuve en el sitio elegido, aquel bucólico paraíso. Dorado, celeste, verde. Los alambres del teléfono cantaban su canción. Él me había enseñado a escuchar, junto a los altos postes de madera repletos de aisladores de vidrio, las conversaciones indescifrables de las poblaciones cercanas. Era como un juego. ¿Qué dirán, de que hablarán? ¿Un casamiento, una defunción, un escrito en el Juzgado, un negocio?
   Levanté el capot, revisé agua, correas, algún cable. Nada. El 3=6 era sencillo, eficiente, carecía de complicaciones, tenía todo a la vista. Pero Don Pancho Rivera se afanaba en algo con la puerta trasera abierta. El canto de las perdices me distrajo desde el campo y me acerqué al alambrado, estiré el brazo, corté un girasol para Mamá, grande, pesado. Lo guardé con esmero en una bolsa. Revisé la carga de la baca, sus amarres.
-               Vení a tomar algo caliente. – anunció causando  mi asombro – Hay galleta de campaña y está buenaza.
   Un  milagro del cual solo pudo ser capaz ese hombre único, irrepetible, eterno padre desde el fondo de su alma sencilla. Allí, en la parte trasera de la camioneta, había despejado un espacio. Humeaba la taza de café con leche, espumoso, apetitoso. Dos trozos de galleta con manteca! Hasta servilleta! Solo atiné a observar, incrédulo.
-               Pero…pero…Y dónde conseguiste…??
-               Estee…hablé con el bolichero. Me prestó un termo, me lo llenó de café con leche caliente, recién ordeñada, viste?
-               Pero yo creí que le estabas vendiendo… ¿No le vendiste bolsas?
-               Ah, sí. Pero como no habías desayunado…
-               Mmmm, esta buena la galleta, calentito el café, un lujo. Gracias, Papo.
-               Psss! Gracias hacen los monos en la plaza, jajaja!!
   Mi Papo, era ése hombre, el que me arropaba en los campamentos desde mi niñez mas tierna y desamparada. El que me subía sobre sus hombros poderosos para ver los cabezudos, el que me empujaba tramposo la bicicleta. El mismo que me confió el volante por primera vez con 14 años. El que me enseñó a vivir la vida con alegría, con fuerza y sin pensar en el fracaso. Él me dio la confianza en  mis propias fuerzas y el orgullo que hoy me mantiene en pie. Nunca me explicó nada solo con palabras, era un hombre de hechos, de acciones, un líder nato.
   Uno de los desayunos mas recordados de  mi vida fue aquel, junto a la DKW, rumbo a Young por la 25, entre el vuelo de los tordos, el canto de la perdiz y el sol dorando los campos de girasoles.
   Treinta y seis años han pasado desde tu partida, viejo querido, en este agosto que ha terminado. Estas presente como siempre, aquí en mi mano tengo el guardapelo con un puñadito de cenizas de tu cuerpo mortal. Recuerdo muy bien como luchaste a brazo partido con la guadaña en tu última batalla. No se lo digas a nadie pero lo que me mantiene en la lucha hoy, viejo y enfermo, es tu ejemplo.
-               Che, pero esta buenaza la galleta nomás, jajaja!! Hasta manteca casera, que lo parió!!!


…………………………………………………………………………………………
   Al regreso, claro, pasamos por Tres Bocas una semana mas tarde. Nunca hubo devolución de termo, él lo había comprado con contenido y todo, manteca y galletas. Vaya a saber lo que pagó y como convenció al vendedor. Aquella enseñanza, con más hechos que palabras explicativas, sigue dando frutos casi cuatro décadas mas tarde.

29/08/2017
  

lunes, 4 de septiembre de 2017

DIA DE LA INDEPENDENCIA




                       DIA DE LA INDEPENDENCIA.



   Que día complicado!! Ivana que se muda para casa porque se separa de Agustín. Líos, discusiones, insultos, llantos, caras de orto… de todo un poco. Agustín que se lleva a la perrita Maia con la que me había encariñado. Primero Luna y ahora Maia, un relajo.
Tengo que reparar el pretil del dormitorio tres, impermeabilizar, cortar leña, desarmar el motor de la Strong de Juli, atender el negocio…imposible.
Un día con un clima típico de agosto, soleado, alta temperatura, nada menos que 23 grados. Feriado. Al negocio no vino casi nadie, plata cero, no tengo un mango. No me siento bien, la mierda del cáncer avanza y lo noto. Todo es un desastre, la casa revuelta, desarmando roperos, cambiando todo de lugar con un desparramo terrible de ropa y mil cosas más. Cansado, dolorido, agotado. Aun así me aguanto y me voy con Francisquito al zoo. Conseguí un libro interesante y doné dos bodrios de Malraux y Bucay. Pero lo del Zoo son dos pesos aparte, esto será material para un cuento.

   Fran me lleva de la mano de jaula en recinto y de encierro en jaulón preguntando por cada bicho al igual que un  montón de niños que andan por aquí en este feriado. Que come el ñandú, donde vive la llama, que te hace el lobo marino y que se yo. Disfruto como loco explicándole todo lo que quiere saber y me felicito por enésima vez por haber leído tanto en el curso de mi vida. Pero no podía faltar el disparate siglo XXI. Recuerdo aquel libro de Santicaten Uruguay ano 2000. Como le erró el gallego.
Un abuelo le cuenta a su nieto acerca de las gallinas de Guinea. Diez puntos.
Junto al encierro de las cabras hay una gorda con una nena en brazos. El marido, con cara de aburrido, la sigue. Entreverados con las cabras se pasean unos gansos enormes. La gorda se los muestra a la nena a la nena y le dice que son patos. Enseguida llama entusiasmada a otro nene y le dice el mismo disparate. Un monstruo del asfalto la gorda, un producto típico de la educación post-dictadura. Un punto.
   Una vieja señora de bastón y una cuarentona emperifollada que lleva las llaves con remoto de su auto flamante se acercan al corral donde se asolea un lagarto. Francisco mira al reptil y yo le explico las costumbres del escurridizo habitante de nuestros campos. La cuarentona ni se entera, claro, ella vive en el mundo de Susana Giménez. Cuando la mayor le pregunta que bicho es ése le responde que es un cocodrilo!!!!! Un cocodrilo!! Ni en el Villa Dolores de los 60 he visto un cocodrilo, por Belcebú!! Menos veinte puntos, un desastre la mina. Y esa bestia humana que confunde un lagarto con un cocodrilo tal vez sea empleada de una oficina pública con poder de decisión. Inaudito. Esta bien vestida, tiene auto, se nota que le va bien. Increíble. Estamos dominados por ineptos, estamos bajo la égida de los ignorantes. Es imposible que un país funcione así.

   En uno de esos programas bodrio de la mañana escuché a un Profesor de historia, Gullermo Vázquez Franco, con 40 anos de docencia. El hombre escribió un libro sobre Historia Uruguaya intentando corregir algunas de las mentiras que nos han metido en la cabeza desde la escuela. Por ejemplo que cosa se festeja hoy. La Independencia del Uruguay. Que Independencia ni que ocho cuartos, cualquier persona medianamente inteligente que lea los documentos reales se da cuenta que nos vendieron un buzón a pila y corriente. Personalmente, solo con leer detenidamente a Traversoni ya me di cuenta que algo no cerraba. Luego fui leyendo a Javier de Viana, Acevedo Díaz, J. M. Traibel. Trataba de entender todo ese lío de las Provincias Unidas, el Federalismo de Artigas, el Abrazo del Monzón y que se yo. Un buen día me puse a armar el rompecabezas y me di cuenta que todo el cuento de Artigas es un invento. Don José, mas allá de las frases que se le atribuyen, no tuvo arte ni parte en el nacimiento de la ROU. Ni siquiera era uruguayo porque ninguna persona nacida antes de 1830 podría haberlo sido por la sencilla razón de que el Uruguay no existía. Antes de esa fecha aquí nacieron españoles, portugueses, brasileños, cisplatinos, provincianos, lo que quieran menos uruguayos. Podrá discutirse si fue en 1830 o en 1828 que nació el Uruguay pero no fue en 1825. Hay ignorantes que tildan de traidor a Rivera porque vistió el uniforme portugués y luego el brasilero. Traidor a la Patria le dicen. A que Patria si el Uruguay no existía? El Uruguay nada tiene que ver con Artigas porque el hombre jamás pensó en un país como el que hoy existe. Por algo lo invitaron tres veces a regresar y nunca aceptó. El intentó crear la Liga Federal y tanto porteños como portugueses se lo impidieron. Ni siquiera fue un buen estratega, su único y espectacular triunfo fue Las Piedras. Cuanta batalla importante promovió luego la perdió. Fabulosa fue la Gesta de los 33 pero tampoco buscaba la Independencia del Uruguay sino la reanexión a las Provincias Unidas. Libertad o Muerte no es Independencia o Muerte. El Uruguay es un invento inglés, más exactamente de Lord Ponsomby, quien luego repitió la fórmula en otros lares creando algún otro  país-tapón. Aun hoy esta vigente la Convención Preliminar de Paz siendo Argentina, Brasil e Inglaterra garantes de nuestra independencia. En el improbable caso de que Argentina hubiera invadido el Uruguay cuando el lío de las papeleras se podría haber solicitado la intervención de Brasil e Inglaterra en virtud de dicho compromiso. Menudo lío diplomático. Posteriormente a 1828 a Rivera, Lavalleja, los Oribe y otros les vino bien tener un país propio y se ocuparon de defenderlo en la medida de lo posible. Pero jamás ganamos la Independencia por la fuerza de las armas sino por la de la diplomacia. En tal asunto tuvo mas fuerza la existencia de nuestro puerto que Artigas. Hemos tomado por héroe nacional a un hombre que nunca estuvo de acuerdo con la simple existencia del Uruguay tal y como lo conocemos.
   Pero lo peor del caso es que se mostraron las reacciones en Facebook de quienes vieron por TV la entrevista. Se extendieron en insultos hacia el Profesor que lo único que hizo fue mostrar los documentos que comprueban su acierto. Parece mentira que los uruguayos, o por lo menos tantos uruguayos, sean tan pero tan ignorantes y burros. Estas bestias adoctrinadas niegan lo que esta escrito claramente en documentos cuyos originales aun permanecen guardados en las cancillerías correspondientes. Todo se cocinó en Itamaraty y allí sigue depositado el documento original en portugués, existe, se puede leer y esta vigente.. Es una concesión de Don Pedro II de Bragança, eso esta escrito y firmado, tanto por el Emperador del Brasil como por los delegados argentinos, de la Provincia entonces Cisplatina y de Lord Ponsomby, creador del engendro y representante de la Corona Británica y sus intereses económicos. Le fue otorgado tal poder sobre estos territorios por un Congreso de ciudadanos notables de la Banda Oriental, el llamado Congreso Cisplatino, que comenzó a sesionar el 15 de julio de 1817 y, para el 22, había admitido la incorporación al Imperio aunque bajo la fuerza de las armas. Esa es la realidad de los sucesos acecidos entonces, sucesos que la Historia Oficial nos ha ocultado solapadamente.
   Y conste que quienes han insultado y denostado a quien no ha hecho mas que abrirles los ojos a la realidad no han sido adoctrinados por frentistas sino por colorados aunque tanto unos como otros, al igual que los blancos, sigan ensalzando a Artigas como prócer máximo del Uruguay. Inaudito.
En fin. Me voy a dormir, que esto no lo voy a arreglar yo, esta claro.

25/08/2016.

sábado, 12 de noviembre de 2016

Viaje pesado


                               
Partimos de madrugada. Ella cargada con mate, termo, galletitas, etc. además de lo necesario para partir rumbo al trabajo luego de acompañarme. Yo con el malhumor que me embarga cada vez que me veo obligado a tomar omnibuses. Interminable el viaje. Para llegar a Minas necesitamos solo un bus; para llegar al Pasteur dos. Una hora a la capital de Lavalleja; dos horas y pico hasta la Unión. Inmaculadas las policlínicas, lenta y tediosa la atención pero de buena calidad y con personal atento. Extracción de sangre, pinchazo, rayos X, placa, laboratorio de citología, punción, llegamos a las 7.00 y nos fuimos a las 13.00. Treinta minutos de atención por cinco horas y media de espera. Hay que matizarla y aprovechamos para hacer unas compras a precios de la Unión. Ahora habrá que esperar los resultados una semana, dados los tiempos actuales no es mucho. Nos separamos, ella a su trabajo y yo de regreso a casa. Como han cambiado los tiempos! Hace unos años la duda era en que auto ir. Supongo que habríamos usado el más viejo para que no llamara mucho la atención de los chorros, nuestro fiel Passat apodado "el Cuervo". Ahora buscamos el bus más cercano o el que esté mas vacío. Un 106 con la radio al mango me deja, cargado, emparchado con algodones y cintas, en pleno 18 de Julio. A caminar hasta la Terminal de Río Branco con mochila y una bordeadora, menos mal que hay bajada. Caripelas extrañas al llegar a Uruguay y patibularias cerca de Galicia.
Por fin un 711 por la Inter, cualquier cosa que me lleve a Parque, cuadras mas, cuadras menos, este me costará seis mas de caminata y malhumor. Con los bultos que llevo y la incomodidad de los pinchazos elijo el fondo, al centro del pasillo. Error, grave error. A los pocos minutos sube un gordo gigantesco, se lleva puesta la caja de la bordeadora y se explaya a mi derecha apretando contra la ventanilla de ese lado a una pobre mujer. Sin pensar en política me corro un poco a la izquierda. Vano intento. Sube una gorda en calzas, me desacomoda los lentes con sus nalgas y aposenta su humanidad. Quedo aislado del mundo. Por detrás el respaldo y el motor, por delante la larga caja de cartón cual obelisco enano, flanqueado por dos gordos, me siento agobiado. No sé por que razón pienso en el Uruguay, aplastado por izquierda y derecha como estoy.
El ruido del motor arrulla al gordo que entra en un sopor profundo. Es un tipo joven, de pelo tipo cepillo, caravanita en la oreja y bermudas. Me enchufa dos cabezazos seguidos y apoya el melón en mi hombro. Lo empujo. Como si fuera el Cerro pero reacciona un poco y afloja la presión. En vista del éxito obtenido me deslizo hacia la gorda. Se confunde. Cree seguramente que la calza la convierte en Jennifer López. Ni cuenta se da de los carnavales que cargo y, entre cabezada y cabezada, "hace piernita" con entusiasmo. Acorralado, recurro a soluciones extremas. Cada vez que arranca el bus dejo caer, con escaso disimulo, la larga caja sobre la cabeza de uno u otro, como si la volcara el envión. Finalmente llegamos y logro salir de la incómoda situación. Cansado, agotado, dolorido, hambriento, arribo al final del largo viaje. La llamada de mi preocupada cónyuge es un bálsamo para mis oídos. Todo regresa a la normalidad, o casi. Lo he intentado, los dioses del Olimpo son testigos de mi esfuerzo. Es inútil, no sé vivir sin auto. Admiro, aplaudo y/o compadezco a quienes pueden pasar su vida sin tal elemento liberador.

7/04/2014

viernes, 6 de noviembre de 2015

MUCHACHA DE ABRIL




   Carnaval del 77, Club Shangrilá. La barra de amigos, el sábado, el baile y las chicas, 26 recién cumplidos. Pasable de facha, auto, casa, dinero en el bolsillo, mas de dos años sin pareja firme. Un amor de adolescente me falló y no quiero compromisos, hoy salí con una escribana elegante, cenamos, bailamos, nos besamos. Pero se puso en seria y la llevé a su casa. Me vine para el baile del Chucu-Chucu con los muchachos, carnaval a pleno, todas las chicas de cacería con la artillería desplegada. Maquillaje, ropa a la moda, tacones, perfumes sensuales que embriagan los sentidos. Cerca de un ventanal hay un grupo que atrae las miradas masculinas. Entre ellas una rubia conocida, la del perro llamado Navidad, el que rescaté del coheterío justo en esa fecha, hace dos meses. Alguien me dijo de quien era y se lo llevé hasta la casa. Me contó que el cuzquito se llamaba así porque nació un 25 de diciembre. Se llama Laura, está que se parte y era novia de un amigo pero ni me registra. Ahora anda por ahí, entre las mesas, no se queda quieta igual que el sábado anterior y yo no sé que estoy esperando para acercarme y sacarla a bailar. Por qué llevé a la escribana de regreso? Fue por la rubia? El Lolo dice que me tiene muerto y el Flaco Juan se ríe mientras saca otra lechuga de cien mangos del bolsillo y rellena los vasos de cerveza Pilsen. Había otra el sábado pasado, una pelirroja alta. Estaba sentado en una mesa cuando ella pasó con la farándula como tres o cuatro veces junto a mí, a mis espaldas. Me empujaba la silla a cada pasada con las nalgas. Al cruzarnos las miradas me sonreía pero yo estaba acompañado y así pensaba dormir. No me fuera a quedar sin el pan y sin la torta. Ella estaba con unas amigas del barrio, antiguas compañeras de la escuela.

   Hace rato que a los muchachos no los bifurco, me corto solo y chau.Hoy no vino la de la farándula pero esta la rubia con su cara de modelo europea y ese cuerpo cimbreante cuyas curvas prometen el cielo y el infierno. Ahora baila con un flaco del montón que ni se mueve. Apenas largue le bajo el hacha, quiero bailar las lentas con ella, susurrarle al oído y emborracharme con su aroma. Es ahora, es esta hora o algo mas porque después vienen las brasileras y todo el relajo carnavalero, no se puede apretar con la mina a un metro de distancia. Ya está, se va para la mesa de nuevo, se terminan las pavadas.
   - Hola, Laura, como te va?
   - Hooolaaaa! El salvador de mi perrito! Bien, y vos?
   - Con ganas de bailar, que decís?
   - Mmmm, sentate un poquito y servite cerveza…Federico era?
   - No, no, Fernando.
   Paaah, que rompebolas, no me gusta hablar adentro, no se entiende nada con la música al mango.
   - Clarooo, Fernando, el amigo del Negro…
   - Ni sé de la vida de él, y vos?
   - Desde que nos separamos ni medio…
   - Si, entiendo, me imagino, bah.
   - Estas seguro que no lo viste hoy?
   - La última vez que lo vi fue en Colonia esperando para cruzar, hace como un año.
   - Todo bien con él, pero no quiero ni saber.
   - Mirá, si pensás que me mandó el Negro charlamos otro día. (Para que carajo me preguntás entonces)
   - No, en realidad me gustaría preguntarte algo. Pero contame la pura, eh?
   - Prometido. Apretá el gatillo.
   - Vos no estabas con una veterana Chic Parisien el sábado?
   - Sí, una amiga. (páfate, me vio con la escribana, pero no hoy) Salimos a bailar.
   - Y el oootro sábado no estabas con Silvia Benítez?
   - Sí, mi vecina.
   - Cambiás de mujer como de camisa vos…
   - Bueno, dos cosas. Uno, me gustan las mujeres. Dos, hace mas de dos años que no tengo pareja, libre y solterito. Además son amigas, nada que ver. (Ya me tranqué, todo con dos)
   - Pero amigas muy cercanas se ve, porque la Chic Parisién estuvo como pegada todo el baile.
   - Ves, por ahí me gusta más. Hay algo verde en tu mirada. (vamo arribaaaa)
   - Mis ojitos son azules, che.
   - Y preciosos, por cierto. Los celos son verdes.
   - No celo lo que no es mío.
   - Y lo que puede ser tuyo?
   - Mmmm… - baja la cabeza y luego la levanta luciendo la melena.
   - Escuchá lo que están pasando…dale, vamos a bailar.
   - No sé, me parece que vos me querés apretar…
   - Noooo. Quiero bailar contigo, saber que se siente tomarte entre mis brazos, soñar con la música en los oídos y tu mirada en la mía. Saber que se siente al poner mi mano en tu cintura y aspirar tu aroma de mujer hermosa, eso quiero.
   - Ayy, por Dios, con razón. Ya me dijeron que tenés más versos que Neruda.
   - Tómame o déjame, dice Mocedades.
   - Tomo y obligo, dice el tango.
   - Así me gusta. Quien no arriesga no gana.
   - Ya perdí feo una vez, que no se repita.
   - Conmigo no podés perder, preguntale a tu perrito.
   - Si, es cierto, te portaste como un caballero. Le concedo esta pieza, señor, jaja!!
   - Vamos entonces.
   - Vamos.
   La rubia se levanta, camina y cosecha miradas. Llegamos a la pista mientras Los Iracundos cantan Puerto Montt. La tomo de la mano, rodeo su cintura apenas y marcamos lento el  “porteño”. Nos entreveramos con las demás parejas, girando y girando, enfrentadas miradas y sonrisas. Seguimos bailando tema tras tema, todos románticos, en cualquier momento se terminan las lentas y, por ahora, no hay caso de entrar al área. Pasan los minutos y se oyen violines, el DJ debe ser telépata. Es Leonardo Favio cantando Muchacha de Abril, no puedo ligar tanto.
Pongo toda la carne en el asador. “Quiero aprender de memoria, con mi boca tu cuerpo, muchacha de abril, y recorrer tus entrañas en busca del hijo que no ha de venir”. Maestrooo, maestroooo. Llevo aquella mano suave de finos dedos y uñas pintadas hasta mi corazón, para que note ella como galopa desatado, acerco suavemente su cuerpo al mío y su cabeza se apoya lentamente en mí. “Quiero partir con mi canto tu cuerpo de niña y hundirme a vivir. Nada me importa la gente, que opina y se mete, no me han de entender.” Poco a poco mi pierna se cuela entre las suyas, acaricia sus muslos a cada paso, lenta, cadenciosamente. Ahora nuestros cuerpos apenas se mueven, unidos, irradiando calor a través de la fina tela veraniega. Mi rostro se hunde en su pelo y respiro su perfume…Siete Brujas?  “Como explicar que te quiero, que me sonrío y muero al verte pasar, como explicar que te amo si no fuiste mía ni lo serás jamás”  Mi brazo derecho aumenta levemente la presión, ella se abandona y percibo la turgencia de sus senos.  “Como explicar que me duele hasta el aire que juega en tu pelo y tu andar, piba si escuchas mi canto sabrás que es el llanto que lloro por vos” Que bárbaro el porteño, este sí que tiene mas versos que Neruda. El aprete es total, percibo como se estremece la rubia en mis brazos, lo complicado es que yo también. La suavidad de su pelo me roba, en un roce con mis labios, un beso contenido.  “Poco me importa la gente que opina y se mete, no comprenderán”  Y ahora? Quien podrá defendernos? Ella aleja su cara presa de un suave rubor y más que oír su voz leo sus labios:
   - Sabés que me pone loca este tema, yo nací en abril.
   - Es para vos, entonces, nena, será nuestra canción.
   “Ay si pudiera en tu pecho tener el sosiego y encontrar la paz y acariciando tu pelo encontrara el sueño que no puedo hallar. Ay si tu boca me diera callada la forma del amor y amar, encontraría un motivo de seguir viviendo, de poder luchar.” Siento como sus largas uñas recorren mi nuca y se hunden en mi pelo, suelto su mano que se quedó en mi pecho para acariciar aquella melena dorada  y entonces nos miramos como si  en ello nos fuera la vida.  “Quiero aprender de memoria con mi boca tu cuerpo, muchacha de abril, y recorrer tus entrañas en busca del hijo que no ha de venir” El beso es largo y dulce, se prolonga hasta el final de la canción y nos seguimos moviendo aún después de finalizada, pero ella rompe el abrazo bruscamente.
   - No te parece que…? Dejame, me voy a la mesa!
   - Paráa, paráa. No te pongas así, vamos a hablar un minuto.
   No hay caso, se sienta al lado de una amiga y ni siquiera me mira.
   - Dale, vamos afuera y hablamos dos minutos nada más.
   - Ni loca! Acá adentro me besaste, allá afuera …andá a saber.
   - Nos besamos, que es diferente. Es que el tema es muy romántico. No pasa nada, nena, no tenemos compromiso con nadie y tampoco entre nosotros.
   - Mejor entonces, dejala así.
   - Mirá, te propongo que vayamos a sentarnos dos minutos afuera, en el murito del frente. Prendemos un cigarro y cuando se termine entramos de nuevo, palabra.
   - Para qué, decí lo que tengas que decir acá.
   - Es solo entre vos y yo, no seas mala conmigo, vos también te dejaste llevar, o no?
   - Gloria, si no vuelvo en 15 minutos me vas a buscar.
   - Si, andá. – responde la aludida.
   A la pasada levanto dos refrescos de la cantina, salimos y nos sentamos en el muro. Hay más parejas por allí y algunos grupos también.
   - Mirá Laura, no quise molestarte, lo que pasa es que…
   - No me molestaste vos, estoy mal conmigo misma.
   - Por qué? Que tiene de malo un beso? No te gustó nadita?
   - No entendés.
   - Explicame.
   - No quiero.
   - Te explico yo. El que se quema con leche ve la vaca y llora. A vos te fue mal con el Negro y estas con miedo. Tenés que vivir la vida, hacer lo que te agrade y no comprometerte hasta que estés lista y bien segura. Así de fácil.
   - No puedo, yo soy muy pava. No sé como hacés vos. A cada rato te veo con una distinta. Por lo que sé te pasó algo parecido…bueno, los hombres no quieren a nadie.
   - No sos pava, sos una chica atractiva, simpática, bailás bien…
   - No tan bien porque cierto conocido mío en lugar de bailar…
   - Bueno, eso es parte de la atracción que despertás. Yo solo quería que pasáramos una noche divertida.
   - Así que no estaba tan errada, para vos esto es diversión. Los hombres son todos iguales.
   - No me salgas con ese lugar común. Si la pasamos bien bailando no tiene nada de malo. Pero si no estas a gusto conmigo no hay nada que hacer.
   - No es eso, me encanta estar contigo, siempre me caíste bien. Pero sos como el Negro, andás siempre con una chica distinta.
   - Mirá, Laura, yo solo quería bailar contigo. Ni te miento ni te engaño pero en casarme no pienso. Mejor te acompaño adentro y otro día hablamos más tranquilos.
   - Bueno, pero no te enojes conmigo, yo soy así, desconfiada. Siempre me parece que me están mintiendo.
   - Todo bien, no pasa nada. Si algun día querés salir, sin castigarte la mente, avisame.
   Vuelta a entrar. Por qué son tan complicadas algunas minas? Por que otras son tan sencillitas? Con algunas hay que conversar 72 horas para llevarlas a la cama, con otras es solo invitarlas y listo. Unas te siguen hasta la cucha del perro, otras las mirás de reojo y no te hablan nunca más. No hay término medio? La rubia es un camionazo pero también es un problemón.
   - Bueno, nena, gracias por bailar conmigo. Nos vemos otro día.
   - Chau, Ferny, dame un besito.
   - Chau.

   Me voy con los muchachos y a otra cosa. Que manera de perder el tiempo. Ferny?
   La barra está en el otro extremo, en una mesa llena de botellas vacías y con dos flacas sentadas entre ellos. Llego y empiezan las preguntas.
   - Después les cuento, che, no sean cargosos.
   - Se calentó el motor. Tomá, metele una cervecita fría al radiador.- invita el Flaco Juan.
   - Te estaba buscando la Sandra. – informa mi primo Danko.
   - Dónde se metió?
   - Esta bailando con el Lolo.
   - Páfate, ya me metió el garrón.
   - Bueno, que querés, estabas chuponeando en la pista.
   - No, si vine a jugar al ludo con ustedes, jajaja!!
   Me siento al costado de una de las flacas. No se la come ni el ácido. Ya son como las tres y media, difícil pescar algo bueno a esta hora. Noche perdida. Por más ganas que tenga de irme estoy con el auto y no los puedo dejar tirados. Prendo un cigarrillo y me acomodo para esperar que se aburran. Tengo para rato seguro. Antes de terminarlo veo venir a Gloria, la amiga de Laura, como buscando a alguien. Es a mí.
   - Disculpá que te jorobe pero Laura quedó lloriqueando. Que pasó?
   - Nada, está muy complicada. A lo mejor sigue metida con el Negro y eso la tiene mal.
   - Mirá, ella hace como dos semanas que solo habla de vos. No nos cuenta nada pero ustedes se están viendo hace tiempo, no?
   - Para nada. Yo no estoy más que los fines de semana, viajo por todo el interior de martes a viernes y los lunes me los paso haciendo compras en Montevideo.
   - No entiendo nada. Bueno, si te parece andá por la mesa en un rato, esta en el baño ahora. Dale?
   - Dale.
   La rubia esta rayada de verdad o la amiga me esta mintiendo…o ella. O las dos. Que se pasa hablando de mí? Esa no me la creo.
   - Y ahora que pasó? – pregunta el Flaco.
   - Que se yo! Tan locas las minas. Son un señalero, ahora sí, ahora no, ahora si…
   - Recién te das cuenta?
   - Y yo que sé, ya tengo un mareo bárbaro, ahora vino la amiga a decirme que esta llorando. Yo que tengo que ver?
   - Y andá, boludo.
   - Pero esta encajetada con el Negro Eduardo, llora por eso. Estoy recién saliendo de mi propio lío, me tiro al agua, me engancho, me escupe y zácate, otro porrazo.
   - Dejate de dramas y dale. Que? Te vas a enamorar ahora? No me jodas.
   - No da para mas. Che, si ven que se arreglan, yo me voy.
   - Dale tranquilo, yo te iba a decir eso. Tu primo y yo nos vamos con las flaquitas y el Lolo seguro que engancha a Sandra.
   - Lujo, me aspirino entonces. Antes paso a ver que le pasa a la rubia.
   - Y que le va a pasar? Ni ella sabe que hacer con ese bruto lomo que tiene, jajajaja!!!
   Doy una vuelta del perro y arranco para la mesa de Laura pero no la veo ni pintada. Cuando pregunto me dicen que sigue en el baño, pero las amigas no quieren que me vaya. Va una de ellas a buscarla y la trae entre gestos y conversación. No puedo creer lo que escuchan mis oídos cuando la rubia se me acerca.
   - Me podrás llevar hasta mi casa? Me quiero ir y ellas se quedan.
   - Por supuesto, yo también me voy, te dejo de pasada.
   - Genial. Estoy muerta de sueño.
   Arranco por Calcagno hacia arriba en silencio, le doy lugar a ella para callarse o hablar. No dice una palabra y son cinco cuadras hasta la casa. Paro en la puerta y me quedo observándola calladito. Se demora en buscar las llaves, revuelve la cartera, las saca, se sube el cierre de la camperita de jean que resalta sus pechos, se acomoda el pelo y, cuando hago ademán de bajarme para abrirle la puerta, me para en seco.
   - Esperá, nos despedimos antes de bajar, si?
   - Claro. – cierro la puerta porque ya sé lo que va a pasar.
   Nos acercamos para el beso en la mejilla pero apoya una mano en mi pierna. Le doy un piquito, otro y luego el beso de la pista se repite. Otra vez suena en mis oídos la voz de Favio…”Quiero aprender de memoria…”
   - Vamos a casa a tomar un café?
   - Estás solo?
   - Vivo solo.
   - Un ratito nada mas, te tengo que contar algo.
   - Dale.
   Llegamos, abro la puerta, nos quitamos las camperas y preparo el café. Ella enciende la radio y busca entre los cassettes. Pone uno de Roberto Carlos y deja otro junto al aparato.
   - Que me ibas a contar?
   - Es que no sé que te dijo el Negro de mí, por qué fue que terminamos.
   - No importa.
   - Lo que pasa es que bla, bla, bla, y entonces bla, bla, bla,la madre dijo bla, bla, y Gloria lo vio bla, bla, bla, pero nunca pasó, entendés? Después el día del cumple de…y la loca esa…y el Negro…pero al fin…
   - Sí, me imagino. (pero no quiero ni saber)
   Pasa el rato, hay que escuchar la historia, pero tratando de llegar al final antes del amanecer…
   - Yo no tenía que…cuando…el día anterior…y a cada rato…los amigos…una tarde…la moto de Esteban…mi hermana…y entonces justo en Navidad se perdió mi perro.
   - Claro, y apareció acá disparando de los cohetes.
   - Sí. Vos como sabías que era mío?
   - Unos días antes había llevado al Negro a tu casa y lo vi, me pareció conocido después. – inventé mientras servía el tercer café.
   - Aaah. Nada, que me pareció un gesto lindo de tu parte.
   - Nada que?
   - Que no sé si decirte…
   - Dale, esta todo bien. Decí lo que quieras que yo te juro que también lo hago…
   - Que estabas churrazo, así de lentes y gorrita guerrillera, los Lee ajustados que…te marcaban todo. Ay, que estoy diciendo…
   - Y vos estabas divina, con esa cascada dorada cayendo sobre la colita. Casi me quedo mudo cuando agarraste a Navidad con esas manitos de ángel y lo apretaste contra tus pechos…quien fuera el perrito, mami. ( ayayay, ahora que pasó?)
   - Sos loco! Y nada…después te veía en los bailes con esas putas de mierda y te ibas antes del final con ellas y yo me imaginaba cosas.
   - Que cosas? Decime antes de que salga el sol! ( va a pensar que soy vampiro, que boludo!)
   - Y...estabas con ellas, así…que se yo. Tan alto y caminabas llevandote el mundo por delante, con pasos firmes…y bailabas …y las besabas…
   - Y no comentabas nada con tus amigas? (me mata la mina, me mata)
   - Noo, de primera me dijeron que eras muy mujeriego, que tenías auto, casa y que estabas cómodo. Que nadie sabe de donde sacás plata…que tus amigos también son medio misteriosos, que se yo.
   - Y la curiosidad mató al gato…(le tengo que hacer un monumento a la loca que le hizo la cabeza)
   - No sé, es que todos los loquitos me perseguían y vos ni bola, estabas como en otra, con las putitas esas.
   - Nunca te di bola porque eras la novia de un amigo. (soy mi héroeeee)
   - Tu amigo hablaba pestes de vos.
   - Que vas a hacer… (seguir durmiendo, porque seguro que estoy soñando)
   - Y nada. La cosa es que yo veía siempre muchas mariposeando alrededor tuyo, mis amigas decían que estabas buenísimo, que te iban a enganchar y te iban a hacer de todo. Gloria decía que se iba a internar contigo una semana, jajaja!!
   - Y vos? (mañana cambio el espejo)
   - Yo callada, si ni me mirabas…
   - Jajaja!! Que no te voy a mirar! No me cazabas vos mirándote. Se me desarmaba el bocho de verte bailar, moviendo las caderas y sacudiendo la melena. Esos ojazos azules!!! (Scania con acopladoooo)
    - Nunca me di cuenta, o no me fijé, jaja!!
    - Un día ibas a una fiesta o algo así. Tomaste el buque con el Negro. Llevabas un vestido negro con tajo al costado y cuando subiste te viché las gambas, de medias negras, con unas sandalias de tacones altos. Soñaba con esas piernas cruzadas en mi espalda… (tiro libre al borde del área)
   La rubia se levantó y puso el otro cassete. Era Leonardo Favio de nuevo. Hizo correr la cinta unos segundos y le dio play. “Quiero aprender de memoria…”
   - Y que más soñabas conmigo, degenerado…contame, dale.
   - Que te comía esa boquita preciosa a besos, que me perdía en vos, que te acariciaba , que te sacaba toda la ropita bien despacito… (peeeenaaaaaal)
   - Sí, sí…y después?
   - Que me dejabas loco porque tu piel es suave como terciopelo, mami, que el  aroma de tu cuerpo me marea y que por fin vas a ser mía, toda para mí solito, amor de mi vida. (donde compré el café ese que le di?)
   - Si papito, sí, yo también soñaba contigo.

   Leonardo Favio le canta a la muchacha de abril en el amanecer de febrero. En la mesa solitaria un pucho se quema en el cenicero y el resto del café se enfría en dos tazas sin platillo. Ya nadie se interesa en el destino del Negro ni del perro Navidad.


  
   - Mi vida…tengo que decirte algo.
   - Mmm? Ah, sí, yo también tengo hambre…y sed. Vamos a...
   - No, no. Primero escuchame.
   - Si claro, amor, pero despues, ahora vamos a…
   - No, no, tiene que ser ahora.
   - Pero no puedo ligar tan mal! No seas malita, cosita preciosa de papito.
   - Es importante para mí.
   - Noo, ya sé, estoy soñando y me vas a despertar, justo que estaba por…
   - Te digo?
   - Es tan importante?  
   - Claro!
   - Bueno dale, nos pasamos hablando y yo quiero escuchar tus gemidos nada más.
   - Ay, grito mucho?
   - Pero mi vida, gritá sí, gritá como loca que me gusta, pero…
   - Bueno, te digo o no? No me dejás hablar!
   - Es que no quiero hablar mas, mi cielo. Decime de una vez , por favor!!
   - No cumplo en abril, soy del ocho de agosto, mi amor.
  
   Marzo de 1977

LA CARIE



    Pasaron mucho mas de cinco años desde la última vez que estuve aquí y el sillón sigue igual de incómodo. Los consultorios de los dentistas comparten esa característica por mas que avance la tecnología. No se puede estar cómodo en un lugar destinado al sufrimiento. Hace días que me siento dolorido y no me decidía a venir. Ya sabía que esa vieja carie en un premolar me iba a causar problemas y hace días que vengo tomando calmantes y antibióticos. Hoy no aguanté mas y me vine a sentar en el sillón de las torturas. El odontólogo está frente a mí y, en la salita de espera, solo queda un paciente silencioso.
    Mientras venía para acá y, seguramente por efecto de un exceso de calmantes, mis pensamientos tomaron un rumbo inesperado. Molesto, dolorido, caminaba por la ancha avenida bordeada de añosos eucaliptus cuando se me ocurrió pensar en la gran cantidad de películas apocalípticas que ha dado el cine en los últimos años. Por algún motivo siempre me gustaron, al igual que los cuentos, novelas o historietas sobre el tema.
    La serie de “El Planeta de los Simios” nos mostraba un mundo dominado por primates muy inteligentes que esclavizaban a los humanos y fue la primera que llamó mi atención. La saga  “Terminator” nunca tuvo un final. Las razones del final del mundo conocido fueron desde invasiones como  “Independence Day”  o  “La Guerra de los Mundos” a la propia mano del hombre como en  “Mad Max”. “Soy Leyenda” tuvo varias versiones,  “Waterworld” murió en el olvido, “Wall-E” me pareció original,  “Impacto profundo”  terrible. Recuerdo  “Escape de Nueva York” y  “Los doce monos”.  “La carretera” me pareció muy realista. Hubo de todo y para todos los gustos en el cine.
    En cuanto a historietas me entusiasmaba  “Mark” de Robin Wood. Un niño sobrevivía a un holocausto mundial y lograba llegar a adulto. Luego debía defenderse de diferentes grupos de sobrevivientes: las Amazonas, los Mutantes, los asépticos habitantes de una ciudad aislada, etc. en un mundo post-apocalíptico. “El Eternauta” de Oesterheld, donde un porteño comenzaba como testigo de una invasión extraterrestre y terminaba convirtiéndose en pieza clave de la resistencia, se convirtió en un clásico.
    Lo mejorcito que leí fue Malevil, una novela donde un grupo de personas sobrevive a una guerra nuclear en el interior de un castillo medieval.
    En mis tiempos de adolescente me imaginaba enfrentado a mil desafíos luego de una tercera guerra mundial, en un mundo casi despoblado. Me desplazaba por el país casi desierto, bien armado y equipado, cazando para comer, buscando objetos necesarios, municiones o combustible. Llegado tal caso había que evitar encuentros indeseables, buscar apoyo en otros sobrevivientes y organizar el renacimiento de la humanidad. Tarea nada fácil pero para la que se contaría con absoluta libertad.
    Esta mañana, mientras caminaba por las calles de Atlántida rumbo al dentista, el recuerdo de tantas historias se agolpaba en mi mente y, de cierta forma, me ayudaba a soportar el prosaico dolor de muelas. Imaginaba a Mark, con su escopeta acunada entre los poderosos brazos, el enorme cuchillo de caza en el cinto del jean, mientras sus botas claveteadas hollaban las hojas de los eucaliptus. Su compañero Hawk, el hombre del brazo metálico, caminando alerta a su lado, munido de un AK-47. Seguramente con ellos avanzaría una hermosa rubia en hotpants y largas botas, con una Glock en la cintura, atenta a la presencia de una posible banda de mutantes. Una maravilla la imaginación humana, sin duda.
    En cambio la realidad destroza guiones de películas y volatiliza héroes de historieta mediante un simple dolor de muelas. Aquí estoy yo en este incómodo sillón. Ya me pinché donde pude y como pude con una hipodérmica intentando anestesiarme pero solo lo he logrado en parte. Improvisé un soporte para sostener un espejo pero apenas veo lo que hago y rompí la muela con una pinza que, seguramente, no era la adecuada. Ni me molesté en mover el esqueleto del odontólogo ni el del paciente, en cinco años me acostumbré a ser observado por cientos de órbitas vacías. En las películas el protagonista siempre conoce la causa del desastre y dedica todo su tiempo a solucionar el problema. Yo ni siquiera sé que cosa mató a toda la humanidad y, menos aún, por que razón sigo vivo. En lo único que me parezco a los héroes de las historias apocalípticas es en el armamento y estoy a punto de usarlo para solucionar el problema de la carie…

                                                                           Octubre 8, 2014

miércoles, 4 de noviembre de 2015

PASANDO LA VÍA



El coche es un Passat del 81 que conoció mejores épocas recorriendo las calles de Montevideo pintado de amarillo y negro, compartiendo elogios de choferes junto a sus hermanos. Hoy está vestido de beige y levanta polvareda en Ciudad de la Costa pero no ha escapado a su destino de “tacho”. Desde ambas puertas sendos calcos anuncian que este es el Móvil 3 de Radio Taxi de la Costa destacando el teléfono del servicio. La ventosa untada con vaselina sostiene la bandera en el  parabrisas, el “chismoso” pregona las tres últimas cifras de la  “chapa” en la barra del techo y un Argo amarillo aguarda el próximo viaje acurrucado bajo el tablero. Las tarifas, diurna y nocturna, se ocultan tras la visera hasta el remate final. Cuelgan del retrovisor unas cintas de Bahía y un fuerte elástico que sostiene el “petete” de la Cobra 19 “liberada”. En la cajita junto a la palanca de cambios se amontonan monedas mezcladas con fusibles, tornillos, fichas de teléfono, tarjetas, encendedor, cigarrillos y un sinfín de pequeños objetos imposibles de identificar. Sobre el tablero descansa la billetera de cuero repujado que arranca el día de trabajo con un billete de “señuelo” y, cerca del cenicero, se hamaca el pinito perfumador que intenta, con dudoso éxito, ahuyentar el olor de las cenizas. El radio casetero deja oír la voz del Jaime contando la historia de la hermana de la Coneja, aquella piba que “la quedó” con el flaco Tito.
Mucho mas visible que el personaje de la canción, otro flaco pasa el  plumero al coche para entretenerse durante la incierta espera. Es alto, medio “pintún”, casi en los cuarenta, apenas delatados por el abundante pelo entrecano que lleva bien cortado a la navaja. Gasta “championes”  Le Coq, vaqueros Lee y un pequeño cocodrilo adorna el bolsillo de su remera. No luce anillo alguno pero destaca en la muñeca izquierda un discreto reloj que, de tanto en tanto, consulta impaciente. Es el dueño del taxi y ha elegido el turno de la noche, dejando el día para que se “revuelva” un amigo. La parada esta ubicada sobre Av. Italia, en lo que pronto será la Ciudad de la Costa, frente a un pequeño centro comercial muy concurrido. Aquí se trabaja en ella o por llamado telefónico, no sirve salir a “yirar” como en Montevideo. Hay clientela fija, se da crédito y la forma de trabajo varía mucho de acuerdo a la hora. Los viajes consisten en transportar escolares, gente que vuelve de trabajar y no quiere caminar, otros que van al médico, trámites, aeropuerto o terminal de buses. Eso es durante el día pero, cuando la noche avanza, aparece una fauna diferente. Pícaros, borrachos, escapados, timberos, amantes, drogadictos y hasta alguna prostituta o travesti. Es entonces cuando mejoran las propinas y casi nadie pregunta precios, salvo que el viaje sea muy largo. Aumenta la recaudación y también el riesgo, de ahí que “el Flaco” prefiera el turno de la noche. Ha probado quedarse en casa y poner un chofer, pero no logra conciliar el sueño si lo hace ya que pasa el tiempo pendiente de la radio.
Hoy es viernes, ya pasan de las 20.00 y no ha “roto la galleta”. Para completar pasa un “techo amarillo” con la bandera levantada, tratando de conseguir pasaje para no volver vacío a Montevideo, cosechando una sonora y elaborada puteada. El Flaco enciende un cigarrillo y estudia el panorama. En la parada de ómnibus aguardan varias personas, otros hacen compras para la cena y alguien pasa en bicicleta.
-¡Que hacés Rolando Rivas!!- saluda el ciclista.
-¡Opa!!- contesta el Flaco que esta cansado de escuchar frases poco originales. Se sienta al volante, recorre el dial buscando un informativo y comenta con el Passat que, por supuesto, ha bautizado.
-Otro mas que no se olvida y eso que hace como diez años que la dieron, Poliya. No, ¡que diez!! Hace como veinte, como pasa el tiempo, si a vos ni te habían fabricado!!
Y claro, lo agarra el primer pasajero hablando solo.
-Buenasss, llevame hasta casa que vengo muerto. Menos mal que mañana no laburo!
-¿Qué talco? Estuvo pesado el día?
-Regular. Pusieron aire en la oficina pero en el buque era un horno, venía repleto.
-Y bueno, que vas a hacer? En cinco minutos estás en casa.-responde el tachero.
Arranca el coche, enciende el Argo y toma Paraguay al Sur, dobla en Gestido a la izquierda unas cuadras, para, cobra, se despide y regresa a la parada. Ya rompió la galleta, ya empezó el trabajo, ahora todo volverá a la normalidad. A las 21.00 lleva tres “cogotes” y un viajecito con espera a la Montecarlo, la pizzería de moda.
-Atento Móvil 3, atento móvil 3- carraspea la  “Cobrita”.
-Adelante Dos Cuarenta- contesta el “Flaco” oprimiendo el botón del “petete”.
-¿Está 2-7?
-Positivo.
-Concurra a “El Nueve” que lo espera el Kisma.
-Diez cuatro, cinco minutos.
  “El Nueve” es la parrilla y restaurant de Alfredo Arias, ex  “player” de Peñarol. En la puerta la bocina o unas señas con las luces alertan al pasajero que pide traslado a Solymar. Cumplido el viaje el Flaco llena el tanque en la estación Ancap y regresa a su puesto sintonizando la Inolvidable. Apenas se baja a estirar las piernas lo reclama de nuevo la  “Cobrita”.
-Atento Móvil 3.
-Adelante dos cuarenta.
-En la obra de Del Uruguay lo esperan los  “bayanos”.
-Diez-cuatro. Seguro tengo para rato -augura el tachero- Pasale lo que salga al Móvil 4 que recién lo crucé en Calcagno.
-Diez-cuatro. Le dejo la recarga en el horno.
El tachero ya saborea el matambre a la leche. Tendrá que esperar. Ahora la de siempre, primera, segunda, tercera, pozo, segunda, tercera, pozos, segunda, tercera, pozo, segunda…frenar, bocina.
-Boa noite- ensayan a coro los tres pasajeros.
-Boa noite- responde el chofer- Tudo bom?
-Tudo legal. O pessoal?
-Aquí no carro, travalhando mais uma noite.
-Entao vamos lá, pasando a vía, a gente vai procurar garotinhas hoje.
-Nao seja que a garotinha volte galinha velha na meia noite, jajaja!! - bromea el taxista y enseguida da el aviso: - Atento dos cuarenta, 2-6 a Pando, redondo con espera.
- Diez cuatro móvil 3, buen viaje.
Y parte veloz el coche buscando la 101 con rumbo a Pando, buscando el sexo comprado que aliviane la soledad, el peso de la cuchara y la saudade del pago. Los bayanos ya llevan dos meses trabajando en Shangrilá. Clientes regulares de los viernes por la noche, piden viaje con espera a los famosos  “quecos”, gastan su dinero recién cobrado en giros a Rivera y el resto en mujeres, copas y taxi.
   Calcagno, la 101, ruta 8 y la Industrial a la vista. Pasando la vía están los nombrados prostíbulos pandenses, autos y camiones, motos y bicicletas, penumbra y grillos. Algunos con bar, otros sin él, guaridas de amor al paso, nidos de mil anécdotas contadas entre copas, consuelo de desengaños y temor de debutantes. Allí, tras las puertas entreabiertas, estufa o ventilador, ellas buscan el sustento y ellos el placer fugaz.
   -Vamos tomar uma copita con a turma, seu Pancho.
No es cosa de rechazar el convite. Con mucho tino para no arriesgar el trabajo por mucho o por demasiado poco, el tachero acepta. Hay que saber manejarse en la noche, agradar al cliente, equilibrar compañía y medio de vida. Canta el hielo en los cristales, suena una cumbia en la rockola y se derrama el líquido dorado en las gargantas. Un par de vueltas y a recorrer, curioseando, eligiendo, comentando. El “Flaco”  los acompaña sonriendo frente a las puertas abiertas y leyendo los nombres falsos en las cerradas. Karla, Karina, Martha, Sabrina, Selena, Paula…Perfumes que marean, ropa interior muy sexy, largos tacones y poses que muestran el mejor perfil, sonrisas de rojos labios que todo prometen y nada dan. Las hay rubias y morochas, altas y bajas, flacas y gorditas, atentas y despectivas, pero todas comparten el deseo de conseguir  “ocuparse” y hacer unos pesos mas. Ya un par de pasajeros desaparecen en sendas piezas y quedan solo dos: Danilo el capataz y un brasilero de Bagé que apenas entiende castellano. El primero hace gala de su portuñol.
-         No va entrar? Si vocé aceita a gente convida, tem muita garota linda!
-         No, no, muchas gracias seu Danilo, estoy trabajando.
-         Como guste. Nao precisa de avisar, só entrar, jaja! A grana nao falta…
-         Se agradece.
El capataz se pierde tras una puerta y su compañero en otra. El  “Flaco” sabe que tiene
quince minutos, busca la caja de cigarros y el encendedor mientras rumbea para la salida a darle un vistazo al auto.
-         Me convidás con un pucho, rico? –lo frena la melosa voz a la pasada.
-         Claro, servite – y le extiende la caja moviéndola con maestría para que el cigarrillo
asome.
-         Gracias.
  El acerca el encendedor y ella le toma la mano levemente, en una caricia de colegiala inocente, agitando el largo cabello y dejándole percibir la antigua atracción del perfume.
- Yo creía que los tacheros y las putas nos entendíamos, por lo menos es lo que se dice.
-  Y yo igual. Por que no sería así?- pregunta él, picado.
-  Vos estas trabajando, si no escuché mal.
- Cierto. Pero no se deben escuchar conversaciones ajenas.
- Jajaja! Te olvidás a que me dedico? Eso hacemos nosotras se supone.
- Si, si, todo bien. Pero sigo sin entender.
- Pero me extraña! Vos trabajás pero no querés que yo lo haga. Tu amigo te invitó, te ofreció pagarte una mujer y vos nada.
- Amor, yo las minas me las gano, no preciso pagar.
- Si, me imagino. Ya te vi por acá un par de veces. Siempre en la facha, noche y taxi, mala mezcla para las pendejas…o buena tal vez, jaja!
- Bueno, aclarame cual es la tuya.
La chica toma la mano del tachero y la desliza por su cintura con un gesto provocativo que lo hace reaccionar.
- Clarito. Acá tampoco precisás pagar, paga el otro y vos jugás. No te gusto ni un poquito?
- Estas refuerte, mami. Lo que pasa es que…- se le pierde el argumento entre el aroma de la mujer y el terciopelo de la piel bajo su mano.
- Por lo menos, si no querés hacer nada, entras y me hacés la gamba para ganar un peso, no te parece? Igual los bayanos se la van a gastar en chupe.
- Ah bueno, tengo que aplaudirte. Lógica impecable Mr. Spock.
- Lo qué?
- Nada, nada. – agrega  “el Flaco” entrando –Cerrá la puerta, al final tenés razón...

……………………………………………………………………………………………….

   Termina la noche y el taxi la cruza buscando el cambio de turno. “El Flaco”  todavía no se decide a pesar de las horas transcurridas. No tiene muy claro si entró a la pieza por hacerle una pierna a la tentadora y después se entusiasmó…o si fue por las piernas de la chica. Si fue lo primero no pasa nada. Pero si se encandiló con la mina se complica. El tachero siempre camina en la cuerda floja, hay muchas tentaciones, y de noche peor. La  “palangana”, la bebida, los chorros que venden barato y mil piedras en el camino. El va a los  “quecos”  a laburar, si se pone en cliente no es negocio. Habla solo al principio:
    - Nooo. Pasó que la mina me ganó bien, me gustó porque es buena comerciante, sabe ganarse un pasajero, jajajaja!!!
   Pero un ruido atrae su atención y se dirige al veterano Passat:
    - “Poliya”, ¿qué es ese chillido que te apareció ahora? Las correas son nuevitas…¿no te estarás riendo vos? Hacete el loco y mañana no te cambio el aceite…

                                                                                                         1991